lunes, 30 de diciembre de 2013

Una gotita de agua


   El amanecer era oscuro, las nubes cubrían la totalidad del cielo. Unas más oscuras, otras más claras, amenizaban una lluvia segura, se palpaba en el ambiente. Comenzaron a caer gotas y, al rato, siguió un chaparrón.

   Entre todas estas gotas de agua, había una especial, una gotita de agua que tenía una importante misión.

   Muchas moléculas de agua se condensaron para formar a esta gotita que, sin demora alguna, comenzó a caer desde cientos y cientos de metros de altura. Durante unos minutos cayó verticalmente ayudada por la incansable gravedad, sintiendo el aire que cortaba velozmente.

   Ya estaba más cerca del suelo, tan cerca que veía a sus compañeras estrellarse una tras otra. Pero esta gotita era diferente, su viaje todavía no había terminado: cayó sobre una hojita curva, en la que permaneció durante horas, sola, hasta que un leve soplo de aire la hizo deslizarse lentamente hasta el ápice. Pero, cuando parecía que finalmente concluiría su viaje, no llegó al suelo, cayó en el brazo de una chica.

   Y he aquí donde todo termina, lo que esta gotita de agua estaba predestinada a hacer: la chica se detuvo un momento al sentir el agua sobre su piel, para restregarla, quedando entonces expandida y a merced de la evaporación, acción que le sirvió para evitar un desastre que no podía imaginar, porque, en un punto del camino que seguía todas las mañanas, un camión circulaba más rápido de lo que debiera y sin cubrir los escombros que transportaba, lo cual hizo que volcara en una curva donde esta chica hubiera estado.



Esta es una historia que escribí allá por 2007, cuando no tenía ni idea de la existencia de una carrera dedicada al aprendizaje de la traducción (pese a haber tenido una profesora traductora de la que no conservo más que el nombre... si no me falla la memoria, Maribel), no me interesaba especialmente dicha labor y andaba por la antítesis universitaria de las letras.

Ahora la he reescrito, pero, aunque haya arreglado un poco el texto, es exactamente la misma historia y cuenta lo mismo que hace unos seis añitos.

Yo creo que se le puede ver fácilmente un significado extrapolable a mi caso y, posiblemente, al de muchos otros: no podemos saber lo que nos depara el futuro.

¿Quién iba a decirle a mi lejano yo de 18 años que terminaría haciendo una carrera de traducción y que, a diferencia de la que iba a comenzar en ese momento, se le daría muchísimo mejor? La verdad es que nadie o casi nadie, pues el único indicio de este camino, lo que en aquel momento de 2008 me hizo estudiar la traducción, fue el francés, lo único en que brillé en el instituto.

Podemos errar el camino, pero nunca completamente, porque siempre se aprende algo, aunque te lo pongan difícil.

Sería posible extender más aún esto, pero no es mi intención. Por lo tanto, aquí termina lo que prometí escribir hace unos días (y con retraso), una muestra de la inexcrutabilidad del porvenir :)

Con lo de hoy, doy por cerrado 2013 ni que quedase mucho jaja.
¡Feliz Año Nuevo a todos!

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lo poco que importan las cosas

Tras un laaargo parón por varias razones, de esas inevitables, ¡os vuelvo a servir una ración de expresiones de lo más coloquiales!

Tan comunes como los bostezos en una presentación de diapositivas estáticas y sin buena estética, así diríamos que son estas expresiones. ¿Vivir sin ellas? ¿Dices que tendría que callar? Imposible jajaja

Hoy me he centrado en las expresiones para hacer manifiesta la poca importancia que tiene algo para nosotros, el poco interés que nos suscita. O dicho de otra forma, las variantes del clásico me da igual.

A muchos se les quedaría esta cara al ver la cantidad de palabras malsonantes y barriobajeras que vais a leer.

ESPAÑOL

Como no podría ser de otra forma, las opciones más coloquiales las copan las formas relacionadas con la reina de la tosquedad hablada «me suda la polla» (o similares explícitas, siempre manteniendo la palabra clave) con más éxito que la inspiradora misma:
  • Me la trae floja/al fresco y me la refanfinfla/repampinfla/suda/pela y bufa.
¡Y no olvidemos a los nietos!:
  • Me importa un pito/pijo.
Luego está la sempiterna y omnipresente:
  • Me importa una mierda
¡¿Es que nadie piensa en los niños?! ¡Claro que sí!
  • Me importa un comino/rábano/pepino/pimiento/bledo/carajo y me resbala.
  • No me importa y me da igual/lo mismo.
Algunas formas específicas de otros países hispanohablantes: 
  • Me importa una pinga (Cuba), chupar un huevo/la pija (Argentina), me la pone floja y me vale madre/gorro/verga (Méjico).

FRANCÉS

Se dice, se oye, se comenta en algunos lugares que los franceses son unos malhablados... Bah, a la gente le gusta muuuucho hablar:
¿P-Por qué dicen esas cosas...?
  • Je m'en fous/je m'en contrefous, je m'en tape, je m'en balance, je m'en cogne, je m'en tape/tamponne le coquillard, je m'en tamponne, je m'en bats l'oeil/les couilles/les reins, je m'en lustre l'asperge, je m'en branle, je n'en ai rien à braire/j'en ai rien à battre y je m'en fouette/bats le steak.
¿Eufemismos religiosos? ¿De Québec? ¡Claro!:
  • Je m’en contre-saint-ciboirise, je m'en sacre, je m'en câlice y je m'en crisse/contrecrisse,
Puede que aún quede esperanza para los niños...
  • Je m'en fiche/contrefiche, ça m'est égal, je m'en moque y peu me/m'en chaut.
Algunas en desuso:
  • Je m'en moque/fiche/fous comme de l'an quarante.
INGLÉS

No sé si es que no sé buscar o de verdad en inglés hay poca jerga para el tema O_O, pero esto es todo lo que he encontrado:

Para un público general aldulto:
  • I don't give a darn/hoot.
  • I don't give a damn/crap/shit/fuck/bugger.
Para un público selecto o también llamado niños:
  • I don't care/couldn't care less y I don't care a jot .

¡Se aceptan más expresiones!